Tantas veces he insistido en mirar hacia atrás,
recuerdo subliminal de mi terquedad.
Lapsos de las tristezas continuas.
Cierro mis ojos y comienzo a despertar,
reconfortante brego contra la debilidad.
Desenchufados los amarres a esta fría tierra.
Y busco aquellos flagelos que me han hecho llorar
hurgo como un niño en mi propia sensibilidad
sueño para que tantas utopías.
Sean de una vez por todas premisas.
Entre horas perdidas, encuentro esa tenue ilusión,
siento el cansancio pero aun llevo mi corazón
contra la frustración y la nostalgia cotidiana
que este mundo de reencuentros confina.
Y observo erguido en la neutralidad total
aquellas pasiones divididas de los años
que solo le han hecho mal a mi vida.
Aquellas decisiones erronéas
que solo causaron heridas.
He comprendido que es inverosímil volar
sin uno no tiene las alas extendidas.
Y agradecida fluye desde mi ser la voluntad,
la fe intacta, he encontrado otra ilusión perdida.
He aprendido ha ser el día de hoy,
a saber que se necesita del coraje y de la ilusión
para darle realidad a nuestros corazones.
Me he abrazado a mis utopías perdidas.
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