Azar

Azar

Hemos jugado descalzos al amor
y hoy nos incomodan las espinas,
como niños en un jardín de rosas.
Pragmáticas decidías.

Jugar por jugar…
Besos por mentiras…
Abrazos por soledad…
Llantos sin caricias.

Y jugando al amor
perdimos la esencia
que nos da la vida.

Como dos niños traviesos
nunca supimos valorar
lo que en nuestras almas había.

Y un corazón latió de prisa
mientras creíamos manipular
las sensaciones repentinas.

Y otro corazón se embebió de soledad
al creer que todo era fantasía.
Jugar por jugar… lastima.

Y como juego final la ruleta repentina,
todo al ganador y nada al perdedor.
Fin de la partida.

Pragmáticas decidías del corazón…
El amor no convive con el azar ni la razón,
solo habita en las almas de quienes dan su corazón
a la intuición de amar en compañía.

Jugar al amor por jugar… lastima.