Padre de las nostalgias, hijo del desatino,
Soy mutación, seré y he sido…
En mi pensamiento consumo el sentir de esta alma
es mi soledad profunda busco naufragios y sigo.
Mi casa, océanos de reencuentros lejanos,
solaz inmune y abstracto al equilibrio.
De mis viajes solo destierro la falsedad constante
el milagro existencial de las algas que entorpecen
mi selvático destino.
Y nado… en busca del color jade de tus ojos
para conquistar los matices de mis delirios.
Pero ya no encuentro en las mareas tu mirada
suelo sumergirme y mutar mi alma.
Soy como el axolotl, un raro anfibio.
Salgo de mis llantos y toco tierra, es mi instinto.
Y observo los ojos de una muñeca olvidada
que se asimila por demás a vos.
Pero nuevamente es un ornamento
que decora la felicidad de mis desequilibrios.
Vuelvo a casa, me sumerjo en mis silencios
y desde esta autoestima sideral te escribo.
Allá afuera es invierno y florecen las escarchas
me empapo en mis nostalgias.
Voy mutando, en mis propios equilibrios.
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