Desde esta locura indescifrable al mutismo previo,
la armonía intuitiva me abraza a la inquietud de tus labios,
juego a volverme desquiciado mientras en paz te observo.
Y ante tantos rayes abstractos, pasión, utopías, orgasmos plenos.
Busco un Edén, lujuria, calor humano…y en tu piel me enredo.
Y sin ser serpientes nos entrelazamos
a la verdad, al engaño, a los deseos.
Almas ajenas convergiendo en un solo cuerpo.
Y la traición errante se hace dulzura indescifrable,
consuelo existencial para nuestros pecados nuevos.
Sé que probamos la manzana de la venganza sin añorarlo
que lejos de ser testigos hemos jugado a un mismo juego,
solaz de celos que nace y muere a cada instante previo.
Errantes ilusiones nos hemos proclamado
al engañar a quienes nos han engañado primero…
Y la simbiosis residual de nuestros secretos fluye incesante,
bajo lunas cómplices de amistad, de amor y de silencios perfectos.
Y nos volvemos luz con cada caricia impaciente,
paz en cada sensación que une momentos.
Y nos hacemos roces al tacto indulgente
fuego inminente al padecimiento ajeno.
Nunca más celos y temores previos,
hemos vivido tentaciones ingobernables
cuando se desnudan las noches de Montevideo.
Y es por ti, por mí… los silencios eternos.
hemos sabido jugar este juego perverso.
Un juego de a dos, en el cual triunfo el deseo.
Precioso!!!
ResponderEliminar"Y la traición errante se hace dulzura indescifrable,"....